Si hay una especie en nuestro ecosistema que viola la ley sistémica de dar y recibir, es la de los humanos. Y, sin ser plenamente conscientes de ello, pagamos el alto precio de una creciente sensación de vacío y de sinsentido. ¿Podremos arreglarlo alguna vez? En cualquier caso, hagamos nuestro mejor esfuerzo para al menos dejar la huella de un encantador intento de recuperación.